Con motivo de la celebración este jueves, 17 de septiembre, del Día Mundial de la Seguridad del Paciente hablamos con la Dra. María Caballero, Directora Médica de Asunción Klinika, sobre las medidas implementadas para que en plena pandemia de COVID-19 los pacientes puedan acudir y tratarse en los diferentes centros con total seguridad
La actual epidemia de COVID-19 plantea nuevos y complicados retos en materia de seguridad del paciente, tanto en lo que respecta al tratamiento de los pacientes infectados y a la prevención de la propagación del virus entre los no infectados, ¿qué medidas se están implementado en este sentido?
La pandemia por COVID-19 ha transformado de forma imprevista y radical el escenario que teníamos contemplado, por lo cual el sistema de salud está tomando medidas extraordinarias para asegurar la seguridad de los pacientes y del personal. Se han desarrollado protocolos especiales para protegernos y proteger a los pacientes. El distanciamiento entre los pacientes y acompañantes, minimizar el número de personas en las instalaciones, pautas de triaje y evaluación previa, el uso de mascarilla y la higiene de manos entre otros, convierten los hospitales y centros de salud en unas instalaciones más seguras que nunca. Además, desde el principio de la crisis sanitaria se creo un grupo de trabajo COVID integrado por profesionales de diferentes áreas de la clínica, que ha sido el que ha ido proponiendo nuevas medidas y analizando sus resultados, según la pandemia ha ido avanzando. Gracias a estas medidas hasta el momento nadie de nuestro personal se ha infectado en el centro.
¿Cómo se trata a los pacientes ya infectados para evitar el contagio cruzado?
En pacientes que hayan resultado positivos o que presuntamente tengan la COVID-19 se toman otras medidas que incluyen aislarlos en un área dedicada para evitar la contaminación cruzada con otros pacientes, usar habitaciones especiales con flujo de aire negativo, y asegurar que todos los cuidadores tengan puesto el equipo adecuado de protección personal. Podemos decir que las medidas implementadas han sido, al menos hasta ahora, exitosas ya que ni en lo peor de la primera ola de la pandemia tuvimos ningún caso de contagio cruzado entre pacientes.
Otro de los muchos problemas que ha traído consigo la COVID-19 está en materia de farmacología, ítem estrechamente asociado con la seguridad del paciente...
Sí, desde que aparecieron los primeros pacientes con COVID-19 las sociedades científicas fueron recomendado uso de múltiples tratamientos en distintos protocolos, y en estos momentos algunos han dejado de emplearse. Actualmente se está avanzando a gran velocidad ya que son muchos grupos de interés que están realizando un esfuerzo enorme para mejorar esta situación. Ejemplo de ello es Solidarity, es un ensayo clínico internacional puesto en marcha por la Organización Mundial de la Salud y sus asociados para encontrar un tratamiento eficaz contra la COVID‑19. El ensayo compara opciones de tratamiento con la norma asistencial para evaluar la eficacia relativa de cada una de ellas frente a la COVID‑19. Mediante la participación en el ensayo de pacientes en múltiples países, Solidarity tiene por objeto descubrir con rapidez si alguno de los medicamentos estudiados retrasa la progresión de la enfermedad o mejora la tasa de supervivencia.
Si algo nos dejará esta pandemia de positivo es la integración en la rutina de todos nosotros el cuidado de la higiene de las manos, una práctica que hace un año se trabajaba para su implementación
¿Cómo están, cuantitativamente, los indicadores de la clínica en materia de seguridad del paciente? tasa de infecciones nosocomiales, control del lavado de manos...
A pesar del progreso alcanzado en la atención hospitalaria y de salud pública, siguen manifestándose infecciones en pacientes hospitalizados, que también pueden afectar al personal de los hospitales. Muchos factores propician la infección en los pacientes hospitalizados: la reducción de la inmunidad de los pacientes, la mayor variedad de procedimientos médicos y técnicas invasivas, que crean posibles vías de infección así como la transmisión de bacterias farmacorresistentes.
Sin embargo, la aplicación meticulosa de las medidas extraordinarias que se han tomado para evitar la propagación del COVID-19 redundan en una reducción notoria de la transmisión de enfermedades infecciosas. Si algo nos dejará esta pandemia de positivo es la integración en la rutina de todos nosotros el cuidado de la higiene de las manos, una práctica que hace un año se trabajaba para su implementación y que en la actualidad está incluida en la rutina de todos los usuarios de los sistemas sanitarios y de los profesionales. La difusión de la importancia de este aspecto, la cartelería y la colocación de numerosos dispensadores de soluciones han facilitado que en el momento actual sea realizada en el 100% de las situaciones y tantas veces como sea necesario.
Pasemos a otros puntos de la estrategia de Seguridad del Paciente de Osakidetza. ¿Por qué es importante insistir en la importancia de algo que parece tan obvio como la identificación del paciente?
Parece una obviedad y una tontería, pero que en una sala de espera se llame a un paciente y entre otro en la consulta, es un error más habitual de lo que pensamos tanto a nivel nacional como internacional. Por eso es importante que el propio paciente adquiera un papel proactivo de cara a la identificación. Estudios señalan que la identificación sigue siendo una cuenta pendiente, y, en nuestro caso concreto, hemos de tener en cuenta que vivimos en una zona en la que se repiten muchísimo los apellidos. Es muy habitual encontrar personas con el mismo apellido e iniciales. Tenemos que concienciar que en los hospitales hay un movimiento de miles de personas, y que hay que verificar bien a quien se le llame o a quien se le da la medicación.
Qué protocolos se siguen en Asunción Klinika para evitar ese tipo de errores…
Cuando un paciente va a ingresar, antes de que se produzca su hospitalización física, se le da una pulsera que no es fácil de manipular. En esa pulsera hay un código de barras, además de otros datos identificativos como el nombre o la fecha de nacimiento. Mientras dure la hospitalización, esa pulsera será el DNI del paciente y le servirá para moverse por dentro de la Clínica. Para confirmar que el sistema funciona, regularmente se hacen auditorías aleatorias, para comprobar que todo está correcto. Se mira si el paciente tiene la pulsera puesta, si es legible y si está todo correcto. Esto se hace unas cuatro veces al año, y nadie sabe que se va a realizar, de forma que logramos hacer un análisis muy valioso.
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