El Dr. Javier Corredor, médico general adscrito al servicio de Traumatología, es especialista en Traumatología y Cirugía Reconstructiva de la Mano y del Miembro Superior por el Hospital Universitario Dr. Manuel Núñez Tovar (Venezuela). Desde que se incorporó a Asunción Klinika ha conseguido evitar varias amputaciones de dedos por accidentes laborales. Ha ayudado a personas que llevaban toda su vida sufriendo dolorosas e incómodas patologías como contracturas de Dupuytren o campodactilias sin tratar que afectaban a su calidad de vida. Incluso ha diagnosticado y curado un tumor óseo de poca frecuencia, evitando a la paciente la pérdida completa del carpo.
Entre el grupo de patologías que has tratado desde tu incorporación a la Clínica, destaca, por su relevancia en su frecuencia la enfermedad de Dupuytren (Cline-Cooper)...
Históricamente la prevalencia de esta entidad patológica afecta primordialmente a los descendiente de Europeos del norte y su esparcimiento por Europa fue debido a las grandes migraciones Célticas. Es una enfermedad trasmitida por un gen autosómico recesivo, que progresa en la cuarta década de la vida, afectando con mayor frecuencia a los hombres y en 80% de los casos ambas manos. La contractura de Dupuytrem es una malformación de la fascia de la palma, produciéndose un engrosamiento. A pesar de ser benigna, en cuanto a consecuencias es como un cáncer ya que resulta muy dañina, invasiva e infiltrante.
Crece hacia todos los lados y daña todo lo que tiene en la adyacencia, desde la piel hasta el hueso: nervios, tendones, arterias. venas… Y claro, teniendo en cuenta que las estructuras en la zona de dedos y manos son muy pequeñitas y muy delicadas, pues sus efectos son devastadores. Las intervenciones de esta patología son muy complicadas y requieren de un especial cuidado y del uso de microscopio. Cualquiera te podría liberar la mano pero no todo el mundo de la forma adecuada. Si lo hacemos correctamente se evita la recidiva y otras complicaciones como evitar afectación de la amplitud del rango articular o compresiones de los nervios.
También te has encontrado con una chica de 21 años que llevaba toda su vida sufriendo una malformación congénita en sus dedos meñiques, que hacía que los tuviera completamente contraídos e inmovilizados, sufriendo dolores crónicos y estando ya al borde de la exposición del hueso...
Sí, esta chica sufría una malformación congénita conocida como campodactilia. Este caso específico requirió de un tratamiento quirúrgico complejo en vista al trastorno funcional provocado desde la infancia. Normalmente la resolución quirúrgica de estos casos se realiza en edades tempranas para evitar todos los problemas en los que acaba derivando, por eso me llamó la atención que una chica de 21 años, activa laboralmente, tuvieran una afectación bilateral de los dos dedos, con una contractura fija en ambos meñiques, en un punto tan extremo. Ella acude a nosotros porque sufría dolores y los huesos estaban casi expuestos. La operé y ahora está muy contenta porque ya tiene el dedo en extensión y está en proceso de rehabilitación para recuperar el movimiento. Actualmente la paciente cursa una condición postquirúrgica tardía con excelentes resultados funcionales y con el entusiasmo de operarse la otra mano.
El estado de vigilia y concentración en cada movimiento es crucial, si me equivoco en algún milímetro de maniobra del bisturí puedo seccionar lo que no debo.
La cirugía fue muy compleja, ya que se trata de intervenciones largas, de entre dos y tres horas, en las que toca liberar estructuras desde la superficie hasta la profundidad de la mano. Además, en el dedo meñique y de la mano de una mujer, que suelen ser más pequeñas. Todo es muy delicado. Si me equivoco en algún movimiento del bisturí puedo cortar lo que no debo. Siempre hago la similitud de que este tipo de operaciones son como los jugar en los X Games. La tensión y la adrenalina que disparas es muy alta porque cada milímetro repercute en los resultados terapéuticos.
Uno de los últimos casos que has tratado es el de un tumor semi-lunar en el hueso del carpo, un tipo de patología muy poco frecuente, que se suele infradiagnosticar pero con consecuencias muy dañinas. De hecho, la paciente llegó solicitando una segunda opinión después de que le diagnosticaran un esguince...
Este tipo de patologías son muy poco frecuentes y no sé si trata de que hay pocos casos o de que muchas veces no se diagnostican adecuadamente. De hecho, esta persona vino buscando una segunda opinión porque en el Hospital Donostia le habían diagnosticado un esguince. Se le practicaron dos cirugías. Una para curar la Enfermedad Kienbök, una necrosia vascular del semi-lunar que se produce cuando éste está en estadíos avanzados. La segunda fue una cirugía de rescate para evitar daños en el carpo, que es sumamente importante para la articulación de la muñeca. Ahí le hice un colgajo microvascular oseo del radio. Así, le curamos el tumor y, posteriormente, le colocamos el colgajo. La paciente actualmente cursa con un periodo postquirúrgico mediato; ya sin dolor y en espera de iniciar su fase de fisioterapia.
¿Qué hubiera pasado sin ella se hubiera conformado con el diagnóstico de esguince?
Que habría perdido el hueso por completo. También fue una cirugía larga y complicada, pero fue muy satisfactoria por el provecho que le va a sacar el paciente, ya que se trata de una persona joven, en edad de trabajar y con hijos. Desde el punto de vista de su actividad cotidiana este problema le estaba repercutiendo ya que no le dejaba trabajar ni coger adecuadamente a sus hijos. Este tipo de tumores no son malignos, desde el punto de vista anatomopatológico, pero pueden ser muy dañinos por todos los problemas que causan a su alrededor.
Algunos de los casos más llamativos que has tenido que tratar son fracturas traumáticas de dedos, la mayoría por accidentes laborales que, de otra forma, habrían tenido que amputarse, con todo lo que ello conlleva teniendo en cuenta, además, que la mayoría eran personas jóvenes.
En lo referente a lesiones postramáticas por accidente laborales son varios los casos que hemos operado, con daño severo-catastrófico y gran afectación del estado neurovascular en la mano; realizando las pertinentes alternativas quirúrgicas (Cirugía de rescate y salvamento) en el momento “Gold standar” para estas lesiones preservando la integridad anatomofuncional de la mano y evitando de este modo la pérdida de estructuras. Esto se consigue realizando cirugías de colgajo neurovasculares. Aprovechamos colgajos de las adyacencias de la mano para evitar las amputaciones. De este tipo de intervenciones desde que estoy aquí he realizado tres. Dos de ellas han sido de dedos tan importantes como el pulgar. Casualmente, tres días después de incorporarme llegó un señor de mediana edad con una lesión importante en el pulgar que se había hecho con una sierra. La gravedad era tal que se iba a amputar, pero lo paramos y le hicimos una cirugía de rescate que funcionó muy bien y el señor se fue con su dedo completo.
También he operado a dos personas jóvenes que han acudido a la Clínica a través de su mutua por accidentes laborales que les han causado lesiones en punta de dedo de grado 3, que son las más complejas. Una de ellas fue una fractura bastante fea en la que el dedo estaba muy comprometido desde el punto de vista vascular. La evolución en este caso fue tardía, pero finalmente conseguimos preservar el dedo. La fractura estaba a nivel de la F2 y tuvimos que hacerle una angiorrafia, que es suturar una arteria pequeñita que pasa por el dedo y para lo que hay que utilizar microscopio.
¿Cuál es el mayor reto de este tipo de operaciones?
El estado de vigilia y concentración en cada movimiento es crucial, si me equivoco en algún milímetro de maniobra del bisturí puedo seccionar lo que no debo. La tensión y la adrenalina que disparas es muy alta porque cada milímetro es fundamental.
Comments